sábado, 17 de mayo de 2014

EL CAMINO DE LOS ACEITEROS

 

LA CAÑADA REAL DEL CAMINO DE LOS ACEITEROS
 La Cañada Real del Camino de los Aceiteros conecta el altiplano del Zenete con la Hoya de Guadix. Este domingo de Febrero pretendemos realizar una primera exploración del grado de conservación y mantenimiento de la misma. Elegimos un domingo soleado y quedamos en  la plaza de Albuñán como punto de reunión y salida. Albuñán tiene dos conexiones con la carretera comarcal, el tramo asfaltado que enlaza desde la plaza coincide con el trazado tradicional de nuestra cañada. Nos ponemos en marcha, el ambiente soleado y fresquito contribuye a que la sierra brille y resplandezca con su manto blanco, la brisa de aire fresco es de esas que "afeitan la barba". 

Cañada Real de los Aceiteros
     En pocos minutos llegamos a la carretera comarcal a la altura de la gasolinera, justo enfrente, al otro lado, observamos que discurre un camino de 5 ó 6 m de ancho, lo cogemos con ciertas dudas que pronto resolvemos, pues un grupo de campesinos que trabajan en un olivar nos confirman que  estamos en nuestra cañada.


En la Cañada, Antonio Gámez, Castillo y Carlos Jaldo
     La tierra de cultivo va adquiriendo un fuerte color rojizo y almendros y olivos se alternan hasta que llegamos al gran viñedo que produce el conocido vino de la comarca que responde al nombre de "EL ZAGAL"; cruzamos una incipiente ramblilla y a los 50m otra un poco más profunda y un poco más adelante una tercera; pronto identificamos unas flechas amarillas pintadas sobre piedras que señalizan con exactitud la cañada, cruzamos una acequia caudalosa cuyo nombre desconocemos en este momento y nos llaman la atención unos cortijos de arquitectura tradicional situados al fondo-derecha de nuestro camino;

Una acequia que viene desde Cogollos corta la Cañada

 algo más adelante nuestra cañada desemboca en una carreterilla asfaltada que después de unos metros en clara dirección Norte transcurre por el borde del llano, gira a la izquierda y desciende a la Rambla de Cogollos; preguntamos a unos lugareños que nos confirman que la cañada coincide con la carretera asfaltada  a partir de aquí hasta Paulenca. 

Hábitat troglodita en la rambla de Cogollos

      La Rambla se contempla abierta, con su vega, alameda, olivares y las primeras cuevas, algunas de ellas habitadas, aquí abajo el aire pierde la frialdad del altiplano y se endulza;

Olivar en la rambla con la sierra al fondo
conforme avanzamos hacia el Norte, la rambla se va ensanchando y nuestra cañada asfaltada transcurre por su margen derecha y nos va a conducir hasta Paulenca, que ya vemos blanca, al fondo, sobre la base del bad-land. Afortunadamente la conversión de un tramo de la cañada en carretera local no se nos presenta excesivamente problemática para el caminante ya que apenas pasan coches y es más común cruzarse con grupos de ciclistas que viven deportivamente esta magnífica mañana de domingo.

Paulenca y su rambla
 Pronto llegamos a un puente que cruza la rambla y nos da acceso al pueblo troglodita de Paulenca. Paulenca es una pequeña aldea  enclavada en la margen izquierda de la rambla que lleva su nombre. Un paseo por sus "calles" nos retrotrae hasta un hábitat rural troglodita que tiene sus ancestros en una villa romana que se descubrió en sus alrededores hace pocos años y sobre la que hablaremos más detenidamente en otra ocasión. De entre los pocos edificios no trogloditas de la villa destacamos especialmente dos, la iglesia mudéjar semiabandonada con su techo derrumbado y  la Almazara-hospedería, un magnífico edificio rural asentado sobre restos romanos que conserva, aún activa, gran parte de su maquinaria y que los propietarios han integrado magníficamente con sus actuales funciones de bar-restaurante.

Fachada trasera de la  iglesia antigua

Escudo obispal sobre el frontal de la iglesia
      Hacemos una primera indagación y confirmamos nuestras sospechas iniciales, la actividad de la almazara es la causa del nombre de nuestra "Cañada de los aceiteros", ya que hasta aquí llegaban algunas de las escasas producciones de aceituna del Cenete y desde aquí salían los "pellejos de aceite" que la arriería transportaba al altiplano por los diferentes pueblos. Aunque sobre este tema volveremos más en profundidad cuando hagamos el trabajo de campo y la búsqueda de fuentes orales. El edificio es un gran cortijo noble  de los siglos XVII -III, exento, con aspecto de cortijo andaluz, con muros encalados al que se accede por un portón que da acceso a un patio empedrado de magnífico aspecto. El conjunto es armonioso e invita al caminante a solazarse con los vinos, cervezas y tapas que se sirven en el bar. De un libro que está expuesto para el visitante en la sala central de la almazara leemos:"La antigua maquinaria está representada por un magnífico empiedro situado en alto con dos muelas, su tolva metálica, prensas hidráulicas con sus vagonetas cargadas de capachos, el cuerpo de bombas de 750 atmósferas que las ponía en funcionamiento y toda una serie de utensilios vinculados a la antigua almazara, herramientas, zafras, embudos, depósitos,etc.......la casa tiene capacidad para catorce personas repartidas en 7 habitaciones dobles....".


La almazara con el Picón al fondo


Posible resto romano


      Hablamos con la familia Giménez sobre la restauración del edificio, el funcionamiento de la almazara y los parajes que rodean la aldea; nos hablan de un bello lugar conocido como "el fin del mundo" que exploraremos en próximas ocasiones y que intentaremos enlazar con el recorrido por la Cañada. En total la ida hasta Paulenca se puede hacer en 2.30 ò 3 horas. Volvemos sobre nuestros pasos, orgullosos y sorprendidos por los parajes que encierra nuestra comarca y la interrelación y cercanía que el llano tiene con ramblas y badland.

El grupo solazándose en la almazara


VER MAPA DE LA RUTA 

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