jueves, 31 de mayo de 2012

FIÑANA RIO NACIMIENTO



El domingo 27 de mayo nos pusimos en marcha con nuestro amigo Rafa Morales, dispuestos a explorar las “fuentes del Río Nacimiento”, sus barrancos, formas de vida y vegetación. De  entrada, nos encontramos con que el sendero está perfectamente señalizado, en su primera parte como “ruta de los molinos” y posteriormente como sendero de pequeño recorrido hasta el refugio Ubeire. 

Al comienzo el sendero transcurre junto al arroyo, entre huertos de primor, siguiendo la senda de los cortijos y molinos que a un lado y otro del mismo se encaraman. Nos llamó especialmente la atención la aldea de la Heredad,

 con su ermita-iglesia semiarruinada en la que destaca a primera vista el magnífico torreón de ladrillo visto y el pedestal de mármol del Sto. Cristo, cuyas piezas yacen, presas del abandono, esparcidas por el suelo.
 
 A continuación el sendero nos lleva hasta “la presa”, pequeño embalse que recoge parte del agua del río para acopiarla y repartirla en el abastecimiento de agua potable y riego agrícola. Junto a la misma se encuentra “la cortijada”, donde siempre es posible encontrar a un grupo de lugareños reunidos en animada charla. Ya en el río, comenzamos a ascender por la sierra, el sendero se estrecha un poco, pero es cómodo y está muy bien señalizado con lajas de pizarra colocadas cada  pocos metros. 
La vegetación es exuberante, el pinar está siendo entresacado y las encinas, que nacen con profusión por doquier, están podadas y rasuradas. El sendero transcurre por la vertiente oeste de la loma y comienza un suave descenso hasta llegar hasta la junta de los ríos y arroyos que dan lugar al Nacimiento. Aquí están asentados los cortijos de Los Rosales, un conjunto llamativo de cortijos de alta montaña, actualmente arruinados, pero muy atractivos por sus llamativos tejados de lajas de pizarra. 
 
Aún se mantiene uno en actividad y pudimos hablar con Manuel, uno de los propietarios, con el que mantuvimos una buena conversación, preludio de la que en su día mantendremos con su madre. El sendero sigue a la izquierda junto al arroyo, asciende levemente y pronto nos lleva al refugio del Ubeire.

 
 Es este un cortijo restaurado y adaptado con primor para servir de aposento y estancia a cuantos estén dispuestos a pasar unos días maravillosos en este encantador lugar. 

 
Está organizado en calles escalonadas y aún se distinguen las paratas de cultivo que le dieron sustento. Al Sur destaca la silueta del Pico del Almirez y el agua cantarina de arroyos y fuentes, junto al frescor de la arboleda crean un ambiente difícilmente mejorable. 
 


¡Una maravilla este Ubeire!.   

martes, 15 de mayo de 2012

LANTEIRA. CASTILLOS Y MINAS




El domingo 6 de Mayo nos propusimos explorar las posibilidades que existen de concretar un sendero que conecte los diferentes restos arqueológicos y mineros que definen el rico patrimonio histórico de esta villa del Marquesado. En una mañana de mayo agradable, ya que el día anterior había llovido, salimos encantados con  la siempre entrañable compañía de nuestro amigo Antonio el lanteirano, “nieto del tío Seguro”.


Eran las 11h cuando, tras charlar agradablemente con unos campesinos en el comienzo del “camino del Barrio”, nos pusimos en marcha buscando los restos que quedan del baño árabe de Harafí; y allí estaban, al borde del barranco, reducidos actualmente a  un muro de lajas de pizarra y mortero de cal. Muy cerca está, al otro lado del barranco, el Castillo del Barrio, que volvimos a visitar y disfrutar con sus muros de tapial sobre mampostería de lajas y desde el que no podemos dejar de apuntar  las buenas vistas que tiene sobre Alquife y Lanteira.
 
Continuamos camino, dirección Sur, buscando el increíble “campo minado”, nunca mejor dicho, que  actualmente esconden los pinos de repoblación. Estamos en el denominado Cerro de las Minas o Campo de Marte en el que se localizan, en unas pocas hectáreas, una increíble cantidad de escombreras, bocaminas y pozos mineros, testigos de una frenética actividad que podría abarcar desde el siglo V hasta el XIX y XX.
 


 
 En toda el área destaca “el Chimeneón”, una enorme chimenea circular de ladrillo que sobresale en el paisaje y que es el testigo omnipresente de los hornos y fundición que funcionó en el XIX.
 
 Continuamos nuestra travesía en dirección Sur; tras pasar por un magnífico puente alcanzamos el 
molino del Tío Toñillo.

 
Y un poco más arriba la “balsa nueva”, un embalsamiento  que actualmente recoge aguas de los dos barrancos más importantes, el del Pueblo y el del Barrio.

 
Continuamos hasta el molino de Pepe que fue molinero harinero y posteriormente molino eléctrico que alumbró Lanteira hasta finales de los 60, la “luz de Manuel” la llamaban los lanteiranos. A continuación llegamos al “acueducto”, una imponente obra de mampostería y arcos de ladrillo que toma el agua monte y barranco arriba y que fue una fundición más antigua aún que la del Chimeneón.
 
Seguimos ascendiendo hasta encontrarnos con la “casa de máquinas”, un gran caserón de aspecto industrial construido con materiales y técnicas ajenas a la comarca y que rápidamente identificamos como una de las centrales eléctricas construidas por las minas de Alquife para dar energía a las mismas. Un poco más arriba se encuenra el área recreativa, un sombreado paraje de aguas rumorosas que invita al caminante a comer y descansar.


En este lugar carga un canal de agua, ahora seco, que seguimos, dirección Lanteira; excavado en la roca, alimentó en períodos diferentes a la “fábrica de luz” de las minas de Alquife, el molino de Pepe y la fundición del acueducto . Finalmente el canal enlaza con una pista forestal en cuyo borde localizamos un depósito conocido por los lanteiranos como “el salto”, que no es ni más ni menos que el embalsamiento de agua para abastecer la “fábrica de luz”.
 
Treinta metros más adelante subimos un camino a la izquierda hasta el collado de Anillo Redondo, cruce de caminos, y con Lanteira debajo, descendemos hasta el campo de fútbol, atravesamos los corrales y buscamos el barranco del Pueblo, dirección Posada Piedra de la Herradura. Frente a nosotros el montículo que corona nuestro próximo objetivo, el Castillo de la Reina.
 
Admiramos esta magnífica fortaleza de los siglos VIII al XIII, y nos recreamos con los restos del poblamiento que tiene anexo al castillo y que debió ser de gran amplitud. Descendemos por la cara Noreste buscando el barrio gitano de Vistalegre para entrar a Lanteira por el puente antiguo, ascendemos y por la calle Fuerte llegamos a nuestro último objetivo, “El Fuerte”, un castillo o torre de alquería de forma rectangular que actualmente está siendo excavado arqueológicamente y que podría fecharse en el siglo XII.        





lunes, 7 de mayo de 2012

DE ALDEIRE AL CASTILLO DE LA CABA Y LA ROSANDRÁ




El Castillo de la Caba, Aldeire, construido en época califal, en el paraje llamado Umbría del Tío Calvo, al este del núcleo urbano.



El castillo se asienta sobre una plataforma desde la que  domina todo el Marquesado, así como la subida hacia el puerto de La Ragua. 

 


Al parecer este control del paso de la Ragua era una de sus funciones principales, pues se afirma que este castillo árabe de los siglos X- XI fue construido para controlar el paso por el  Puerto de la Ragua y la zona minera de su alrededor.




Se conservan de su antiguo recinto varios paños de muralla con torres adosadas, una de ellas semicircular. Quedan restos de otra torre más pequeña que pudo ser la puerta de entrada a la fortaleza.





Cuenta con dos  aljibes, uno de ellos, en el centro,  con tres naves de mortero cubiertas por bóvedas de cañón . Sus murallas y torres, una de ellas semicircular, se conservan en casi todo el perímetro. 
 

De su sólida estructura y sus aljibes, se puede deducir que era un importante bastión para vigilar el puerto de la Ragua y proteger las numerosas minas de su entorno.


“Hay una leyenda que dice que este nombre hace referencia a la hermosa hija del Conde donJulián, la que fue ultrajada por don Rodrigo y luego vengada por su padre, que ayudó a los árabes a cruzar el Estrecho, punto de partida de la "pérdida de España". En el pasado fue tanpopular, que mereció ser recogida en el Catastro de Ensenada de la localidad”




Volviendo hacia el pueblo por la Rosandrá, entre otras maravillas, nos podemos encontrar con estos troncos de castaños que nos dicen que ellos ya estaban allí desde cientos de años.






Y como desde cualquier rincón del Marquesado, y desde el Castillo de la Caba también, sus impresionantes vistas de Sierra Nevada que en este mes de Mayo está repleta de nieve.